28/2/09

Yo, tu el... y los demás también.

No deja de ser parte de todo… no se revela como ideal.
No es ideal, no. Es real.
Yo, tu, el y los demás también.
De saber quien es quien,
y de aprender a separar las partes se trata.
Cada cosa ocupa su lugar, según quien se encargue de ordenarlas.

Es así que por elegir aprender, nadie garantiza que el aprender sea sencillo.
Cada palabra sufre la condena de arriesgarse a no ser espontánea
si por tratar de ser clara y sincera, se mide y retacea.
Es que de sus impensados sentidos o de un decir inexacto se debe escapar
si es que no se quiere herir creyendo empuñar una pluma,
y en realidad se está sosteniendo una espada.

Los nuevos retos impuestos sin conciencia unas veces, con audacia algunas mañanas,
desafían en formas impensadas, desestabilizan las razones
y desvanece la certeza hasta en las convicciones más acomodadas.
Desarmado, sin defensas… no se piensa en retiradas.

De otro mundo, donde todo esta bien… hasta en las raras encrucijadas.
Con comprensión y pocos problemas
con frases que parecen dichas antes, o de a ratos inventadas,
poco ortodoxas seguro, pero que me creo que no dan lugar a malas pasadas
brota un halo de calma, se alimenta la confianza.

Una sorpresa grata, una mirada.
Un gesto simple… una historia nada complicada..
Una promesa de diálogo siempre, hasta en la peor de las rabias.
Un pacto que se teje a diario, que se basa en pautas no acordadas…
Quizás en un pasado, o en el conocimiento sólo de ayeres.
O en descubrir que se quiere ser más… sin pretender ser nada.

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