4/3/08

La Sal de Zipaquirá, el condimento de la Fe

Camino al norte, la ruta de la sal de antiguos pobladores.
Yendo a Zipaquirá, se desanda la historia.
Poder de minerales, el oro blanco de la vida.
En los tiempos sin monedas ni billetes, de sal era el salario…
pues del trabajo era el pago en especias que se pretendía a cambio.

perforado por años, tantos que ya no se cuentan,
el cerro a entregado su alma de roca para convertirla en salmuera.
de la mano firme e incansable, a técnicas drásticas y efectivas
de temor, de respeto; de penumbra y de rezos,
de todo eso se nutre el mito de fe que recorre sus minas.

por donde hoy solo quedan bóvedas, frías huellas vacías
se rellenan de sentidos nuevos las brisas de gases tristes, y de oxígeno empobrecidas.
Es que donde hubo sal, ahora un espíritu nuevo parece que habita
Íconos, santos, cruces, relatos y estigmas.

Para los que caminan por fe, para los que sin ella caminan,
se descubren monumentales los desnudos recintos en piedra con su luz de ocre azulina.
Son las entrañas graníticas de una historia de identidades perdidas,
se confunde su historia, ahora es iglesia, es catedral ya no es ruina

Pasajeros distraídos por fantasías creadas,
Escenario de creencias con frágiles coartadas.

La iglesia es sal, es roca, que en valor es transformada.
Lo hace el minero a diario, lo hace el visitante con su mirada.





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