27/3/08

del suelo y otros demonios

Sabían que:

- ¿el valor del suelo surge de descontar al precio de compra de un inmueble, los costos de construcción y gastos administrativos, etc?
- Lo que resta, el residual es el valor que se paga en conceptos de renta del suelo. El valor puro de la tierra.
- El propietario de la tierra es capaz de retener parte de lo que se paga por un lote, por el solo hecho de ser propietario, y si este se valoriza por algún tipo de acción de la comunidad (obras viales, mejoras, equipamientos como escuelas o parques), el propietario se enriquece sin hacer nada, pues no ha invertido directamente para hacer mejor su predio.
- Este esfuerzo le ha cabido pura y exclusivamente a la sociedad, quien paga sus impuestos y a través del estado los reinvierte mejorando la ciudad.
- El estado debiera garantizar mecanismos para que estas ganancias extraordinarias o "plusvalías", sean captadas por él y redistribuidas en obras, en beneficio de la comunidad y no de individuos injustamente.
- El derecho a ser propietario del suelo, puede no estar directamente asociado al derecho a construir y obtener ganancias indebidas en desmedro de la sociedad.
Algunas de estas afirmaciones, les parecerán sin sentido a algunas personas, otras contrarias a toda lógica conocida y bastante cuestionadas, pero en verdad mirando todo esto de cerca, y con algún intercambio de ideas, no resulta tan absurdo, si en realidad nos interesa algo más que el beneficio individual.

Los argumentos sobran. Y semana tras semana aquí en Bogotá, hemos estado incorporando múltiples dimensiones que abordan la cuestión, y que redundan en sentidos comunes, los más diversos de ellos, para dar cuenta de lo importante de un cambio de visión que incorpore una serie de nuevas interpretaciones, como por ejemplo, en lo que refiere a los derechos de propiedad, o a los márgenes de ganancia, por medio de la especulación inmobiliaria, que dicho sea de paso está asociada a la imposibilidad del acceso a la vivienda de la mayoría de las sociedades de América Latina.

Los debates no son cerrados, ni existen verdades absolutas y generalizables. Lo importante es poder abordar las circunstancias desde nuevas ópticas, para poder pensar en como introducir fuerzas que tensionen al menos, en dirección de cambios positivos en las condiciones que desgraciadamente, tan bien conocemos.

Economía urbana, aspectos legales, sociología, problemáticas relativas a la dimensión política, econometría (mediciones, encuestas, regresiones, cálculos y más cálculos), estudios georeferenciados (relacionando el espacio del territorio, con datos estadísticos), metodologías, tributaciones, etc. Todo esto ha sido el devenir de estos días.

Tengo la.. (no quiero llamarlo esperanza) expectativa de poder transmitir todas estas nuevas ideas, de poder hacerlo útil, de empezar a tratar de cambiar algo...
Quisiera repetir una reflexión tan clara, que ya he usado en algún momento, y que para mi sorpresa, descubro hoy que ha sido publicada en un libro que se editó donde hoy me encuentro:

En un continente en parte deconstruido y en parte no construido,

¿puede concebirse otra opción que la de intentar construir?
Waisman, Marina “La Arquitectura Descentrada”. Editorial Escala, Bogotá, Colombia. 1995

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