24/4/08

¿asado argentino?

Sólo por el par de cajas de tinto conseguimos representar un asado, que de argentino tenía apenas las tres almas que habían viajado hasta estas tierras de diferencias sutiles pero con carácter.
Hubo que improvisar hasta el oxígeno, para animar a las brasas a que no se deshicieran en humo y se dignaran a calentar, no sólo los cortes de carnes que fueron rastreados afanosamente por toda la ciudad, sino también el aire bastante fresco de altura. Es que esta vez, para la cita hubo que ascender más que de costumbre, pues nos dirigimos al norte de la ciudad, donde el paisaje nos sorprendió con valles y vegetación, que de lejos recordaba al sur de argentina.
Imaginen entonces un asado argentino en estas lejanías...
Imaginen solo tratar de conseguir algo de yerba, sin tener que para ello empeñar un reloj... si eso es difícil, tratar de preparar un asado, se volvió más bien en un conjunto de frenéticos preparativos para un "simulacro", lo más fiel posible a lo que preparamos con pasión los domingos.
Ni hablar de un asador, parrilla o churrasquera, como guste llamarlo. Aquí solo una "barbacoa"... A saber, pequeños artefactos metálicos que bien podrían ocupar apenas el tamaño de una maceta en nuestros balcones, allí hubo que asar, más bien hacer malabares para acomodar como cirujano los 16 kilos de variadas carnes que preparamos.
Las pobres cebollas y pimientos morrones, no encontraron más lugar que las brasas mismas para acaramelarse al calor del improvisado fogón.
Ensaladas generosas, no como el tímido acompañamiento que se suele servir aquí, y una sangría nostalgiosa también fueron de la partida.
Música de la nuestra, con la negra y algún folclor ambientaron la bien típica espera de un par de horas que fue la antesala de un buen atracón.
Parece ser que lo que hace al asado "argentino", no es sólo un buen corte de carne…

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